He llegado a Madrid como cada tarde, estaba aparcando yo en un sitio estrechito, entre un coche y un árbol de esos que tienen una jaula para que se rompan los coches en lugar de los arbolitos. Como digo, el sitio era justo para mi coche no sobraría ni un centímetro, y he aparcado en un par de maniobras ni mejor ni peor que siempre. Al apagar el coche miro a la acera y un señor me ha dicho: Un 10... !!!
Me ha encantado !
Me ha encantado !
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